ficción Nº9

te acordás cuando te escribí ese poema
me habías preguntado cómo te veías
las luces te teñían la cara y te movías lento
te acordás que te lo leí en un callejón
yendo a ver alguna banda
te acordás que no chapamos ese día
depués nos mandábamos mails
cincuenta kilómetros de fibra óptica

no,
y no vas a acompañarme hasta casa
atravesando la niebla de la peatonal
con olor a todas las panaderías del centro
arrancando afiches de recitales
de las viejas cabinas telefónicas
no vas a mostrarme Grooveshark
ni chapar escuchando SoKo

no, apenas me llevo:
hablarte una vez al oído
buscarte muchas
hasta cruzar miradas,
la poca conversación que entablamos
sobre entradas a doscientos pesos
y cómo parece caro porque es acá
pero para esa banda está re bien
y además viene con el disco

nos pusimos de acuerdo
en que todo es relativo
pero te fuiste antes
y sin saludar, como un cobarde
antes
de que pudiera preguntarte
si te bajaste el nuevo de Wilco
si te había gustado

yo pensaba que el universo
estaba hecho de cosas perpetuas:
el título secundario
el olor a panadería
las cabinas telefónicas,

cosas perpetuas
llenas de otras
menos perpetuas, como Grooveshark
o la carrera de SoKo

yo
y lo que me gustás
vos
y Wilco

dudo de esas distinciones
ante el tsunami invisible
(y pongámonos de acuerdo
en la perpetuidad relativa de un tsunami)
que nos desborda y hace
que vos te vayas antes
que yo te escriba poemas

mochica

hice prospecciones inútiles
para desentrañar la diferencia
entre lo humano y lo cósmico

hay rayos que traspasan los cuerpos
sin rebotar contra nada

hay fragmentos que se dispersan
sin rebotar contra nada

aprendí a no juntarlos
a dejarlos
yacer en superficie

no coleccionar piezas
que no forman nada

no juntar las partes
que no son parte de nada

o de algo
que no soy yo

el barro cocido no es barro
hay sentidos que está bien que sean opacos

el caos pervierte el pensamiento
los modelos ordenan la evidencia para predecir
dónde encontrar lo que ya encontramos

un elemento de un elemento de
toda similitud es hermandad
toda mezcla es conjunción

cuando todo está en ruinas
escarbar con desesperación
sobre el limo compactado
no sirve para nada
excepto en arqueología

las pirámides se alinean con las montañas
la procesión desborda la plaza circular
lo sagrado desborda lo sagrado

en el recinto esperan los fuegos
que nunca se apagan

en el recinto esperan los fuegos
y esperan solos

no hay repetición ni sorpresas
en el tiempo condensado
en milenios de polvo
que reseca la garganta

encontrar templos donde esperaba fortalezas
son cosas que sólo ocurren en arqueología


nada de esto cabe en oscilaciones cuánticas, sólo la incertidumbre cálida como un gato dormido

la canción del pastel de miel chorrea por el parquet del living
llega a la sobremesa tenue y se condensa contra la ventana


la noche más larga del año
hubo un segundo de más
los relojes no se enteraron


ella con el mentón sobre las rodillas
pregunta cuánto dura un segundo
chasquea los dedos para responderse



hay una certeza de libertad y no de angustia:
ningún segundo pude cambiar nada



después ajusta la velocidad de obturación
hacia fracciones irracionales
que sólo la luz habita


del otro lado del portón es invierno
los adoquines de calle nueve están pelados
como los árboles que levantan las baldosas


dos planetas se conjugan al ocaso
y la luna sobre los techos
parece tiza en la nube densa



–eso es frío, diría mi abuela




sobre vampirxs (II)

este es el cuarto tazón de té verde
para el que pongo la pava en el fuego

pienso

que me gusta tanto la noche
que en otra vida debo haber sido vampira



ahí me miraría las manos y entendería
que todo pasado es ilusorio para las vampiras
que nos enamoramos de cuellos muertos
para conciliar la existencia



este es el último saquito de té
pero lo voy a usar de vuelta

pienso

que entonces no ha sido el último
que será el último dos veces



las pistas son fragmentarias
la premisa demasiado débil

aunque me siga gustando la noche

la veracidad de lo abandonado
persiste como murmullo de fondo



con el tazón en la mano y el agua pasada de hervor
apago la luz del living, me olvido la de la cocina
retrocedo unos pasos, la gata duerme en la silla


la casa
queda
a oscuras
y algo
cruje

me apresuro a encender la luz del living otra vez

veo
a la gata
mirar
el crujido
invisible

con sus ojos que penetran en otras dimensiones

si me vienen a buscar me voy a hacer la boluda
apago la luz del living, por error prendo la del patio
que está abajo de la de la escalera
que a su vez tiene otro interruptor arriba

no todos
los interruptores
quedan
hacia el mismo
lado

son problemáticos los de la escalera

pero puedo
olvidarme de eso
acostarme en la cama
quedarme dormida

olvidarme

de eso

del té

la gata

el crujido

invisible

la noche

vampira

y quedarme

dormida