sábado (I)



Es la cortina de Twin Peaks, ¿viste?

Ahí se me crispó el cuerpo, y en ese arrebato te busqué alrededor.

Eso es lo que quería decirte en el recital del sábado. Si te hubiese tenido al lado. Si no te hubiese visto tan oscuro. 

Si hubiese jurado que vos también morías por decírmelo.

Vos me mirabas bailar desde más atrás, pensé yo, entonces bailaba. Cuando a través de los altoparlantes de ese club de cemento frío, inmenso, eran las canciones nuestras las que sonaban, yo levantaba los brazos, movía la cabeza, me enredaba las manos en el pelo y me acariciaba la nuca rapada. Cerraba los ojos cuando los reflectores llegaban a la línea de mis pupilas. Si me mirabas sabrías que bailaba para vos.

Cuando llegué a casa lo anoté todo en un cuaderno.

Guardo una lista de cosas que te diría. Las enumero antes de dormir para decírtelas la próxima vez que te vea. Quizá las enumero porque es la única forma de dormir.

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