anoche soñé que estaba en el centro de una ciudad antigua y cuando elevaba mis ojos al cielo podía ver el movimiento de las estrellas
suaves estelas plateadas brillando sin tocarse ni superponerse
alguien dijo: así se verían si no fueran fugaces
saqué mi teléfono para tomar una foto que salió bien
y cuando volví los ojos al cielo había aclarado y ya no había estrellas
y me acercaba a una cama a azotar una camiseta amarilla para que se despierte
(adentro de la camiseta amarilla debió haber estado mi cuerpo dormido)
cuando me desperté hice una purga del sueño y de ciertos rencores que cada tanto sacan la cabeza de su letargo y yo los golpeo como el juego
del martillo o la maza o el palo con el que le das a los topos que se asoman por agujeros sin patrón aparente cada vez más rápido
nunca pude sacar mucho en ese juego porque no tengo reflejos y el martillo la maza o el palo era blando, incapaz de dar golpes secos
el topo se asomaba por el agujero y yo me apuraba a bajar el martillo la maza o el palo con todas mis fuerzas
con una pequeña parte de mis fuerzas el topo se escondía y el martillo la maza o el palo blando, incapaz de dar golpes secos, me devolvía el impulso del azote
que me subía por el cuerpo como una descarga eléctrica y demoraba el próximo golpe, por eso nunca pude sacar mucho en ese juego
y porque no tenía plata para jugar y jugar hasta saber de memoria el patrón de movimiento de los topos que sin plata parecía no tener orden aparente
una purga es distinto a golpear topos con martillos o mazas o palos incapaces de un golpe seco y también es distinto a perdonar
alguien me habló de la tranquilidad y eso me cubrió la boca con un trapo embebido en cloroformo
desperté otra vez en la ruta, atardecía sobre la cola de un camión llena de calcomanías
jesús corona de espinas, velocidad máxima 110, y una advertencia que se lee demasiado tarde
mantenga distancia
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