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Mogura Taiji

anoche soñé que estaba en el centro de una ciudad antigua y cuando elevaba mis ojos al cielo podía ver el movimiento de las estrellas suaves estelas plateadas brillando sin tocarse ni superponerse alguien dijo: así se verían si no fueran fugaces saqué mi teléfono para tomar una foto que salió bien y cuando volví los ojos al cielo había aclarado y ya no había estrellas  y me acercaba a una cama a azotar una camiseta amarilla para que se despierte (adentro de la camiseta amarilla debió haber estado mi cuerpo dormido) cuando me desperté hice una purga del sueño y de ciertos rencores que cada tanto sacan la cabeza de su letargo y yo los golpeo como el juego del martillo o la maza o el palo con el que le das a los topos que se asoman por agujeros sin patrón aparente cada vez más rápido nunca pude sacar mucho en ese juego porque no tengo reflejos y el martillo la maza o el palo era blando, incapaz de dar golpes secos el topo se asomaba por el agujero y yo me apuraba a bajar el martillo la ma

g.o.a.t.

Tenías la voz quebrada ayer cuando llamaste y hablaste sin parar durante cuatro minutos, pienso si habrás llegado con tanto cansancio al final del día, si habrás llorado o estarás impostando porque hace meses que no nos vemos y bien sabés que cuando dejamos de vernos dejamos de creernos. Hoy quise saber cómo estaba tu voz y encontré en su lugar una última carta de amor que repite: no es culpa nuestra querernos tanto, repite: amar nunca será malo. Me conmovió como me conmueven las cosas tuyas que podrían ser tuyas para mí, y cuando al fin se oyó tu voz yo oí otra, y esa conmoción que en medio de lo roto de estos días por un instante nos había acercado un poco, a mí a vos, a tu voz quebrada, a creer que el gesto de una última carta de amor podría ser algo que compartir juntos, una macetita donde depositar los pensamientos amorosos de un mañana que nunca tuvimos, ese sentimiento se rompió en el instante en que vos hablaste y yo oí la voz de un mundo en que no hay lugar para mí, y ahora ya

haiku de ciclista odiosa

bici a las siete quema aceite un boludo mañana rota

asukita

en nuestra casa el polvo guarda tus esquirlas las plantas la forma de tu poda los objetos tu gesto para arrojarse al vacío  las mañanas tu sorpresa las noches tu contorno y en el pasillo de nuestra casa todavía corremos una atrás de la otra

poema al vínculo ficcional que sería una deshonra que tengamos y por suerte no tenemos por eso escribí este poema

te visito en el chat me imagino que vas a mi casa de 60 y te pregunto que onda tu día. charlamos en la cocina entre el verde agua de los muebles una antigüedad adorable, noble como nosotrxs. queremos contar cosas al mismo tiempo y nos callamos. si te visito en el chat es más fácil hacer con ese silencio, si te viera ya no sería como en la cocina recostado contra la mesada alumbrado por el fluorescente hablamos de que nos vimos en fotos lindas pero yo las dejé pasar. suena un disco de Gorillaz porque me quedé pensando que no sé si es verdaderamente bueno o si es que lo usé para cruzar el océano.

LAST NIGHT I DREAMT (2k19)

anoche soñé que alguien me amaba voy de sueño de amor en sueño de amor me visto de negro para leer las noticias y dejo amanecer la pregunta mi cuarto de la infancia se derrumba el lugar de mis juguetes perdidos pesadillas de 38 y medio la de cosas que habría hecho  si fuera capaz de manejar la big data será enfrentar la posibilidad ante la posibilidad trunca o pasar el día pensando en alguien que no conozco calcular las veces que nos cruzamos sin saberlo traducir algo que twitteó una coreana obtener: pensé que quería que fueras eterno /aunque ahora estaba ansioso /un caluroso verano brilla bajo la lluvia /me echarán de menos /un tímido brilla de nuevo /besaré tus ojos con más pensamiento /caminaré contigo leérselo a lupi que canta en la cocina pero que su canción sea una tormenta en sí misma aprovechar y decirle lo de las mandarinas que están todas insulsas esta temporada que diga que se demoró la helada y es la helada lo que endulza

nightswimming

nos diluimos en el silencio espectral y en la tormenta el rayo entra atraviesa la carne radiografía la de veces que nos cruzamos sin saber son infinitas el trueno impacta un pararrayos canción la adolescencia es un ensayo los encuentros ficticios posibles en acto intercambiamos nuestras historias como  las figuritas en la tormenta los bordes son difusos entre las gotas caen al río nos cubren de lo que se ha evaporado nado nocturno en una noche calma escurrimiento entre los viajes los bordes son difusos nos parecemos  cuán lejos podés llevarte el relámpago en esta noche cuando tus ojos miran el horizonte lo vuelven dócil